Art Decó
Mujer ♀
LGBT
Tamara de Lempicka, nació como Maria Górska en Polonia y nunca le faltó el dinero. Emigrada en París surgen signos de debilidad económica y Tamara se ve obligada a pintar. En pocos años, su personalísima técnica y elegante estilo, además de sus contactos, la convierten en la pintora de moda. Toda la burguesía y la nobleza quieren uno de sus retratos, y Tamara se convierte en una extraordinaria retratista. Pronto puede volver a permitirse su despreocupado tren de vida. El desnudo y el retrato son sus principales géneros.
Tamara de Lempicka pintó en la época de entreguerras el glamour, la sofisticación, la elegancia y la modernidad… Lo que conocemos como Art-Decó:
Motivos geométricos, colores brillantes y ese estilo clásico, simétrico, rectilíneo, influenciado por movimientos como el cubismo, el futurismo, y o la Bauhaus.
Tamara de Lempicka se convertiría en una de las cabezas visibles de este movimiento: sus retratos, desnudos y otras escenas son una ventana a la alta burguesía adinerada y la decadente aristocracia de entreguerras. Casi se percibe el perfume a Chanel y se puede sentir al Gran Gatsby (novela de 1925 que tiene como fondo a la alta sociedad norteamericana, en la que se desenvuelve un hombre misterioso e inmensamente rico: Gatsby entre lo underground y el lujo total.)
Grupo de cuatro desnudos de Lempicka.
Año: 1925.
Lempicka fue una convencida "ingresiana".
"Años 20: jazz, ley seca, charleston, gángsters, El Gran Gatsby, juergas sin fin…
También fueron los años del auge del Art Decó, con su estética elegante y futurista. Y de todos los artistas de esa época, la que mejor encarnó estos años locos fue la Sra. Tamara de Lempicka.
Lempicka era bisexual declarada. Nunca ocultó su gusto por hombres y mujeres, y en los años 20 pintó varios cuadros de desnudos femeninos como este, en los que se aprecia ese frenesí lésbico. Un ejemplo de que el sexo puede ser mostrado de forma muy elegante.
Las cuatro mujeres del lienzo son puro Art Decó, pero también 100% Lempicka. Son evidentes los rasgos andróginos (se aplica a la persona cuyos rasgos extremos no son los propios de su sexo), y la actitud de las cuatro parece de un éxtasis sensual, de placer que se transmite al espectador como placer estético.
También son reconocibles los clásicos desnudos monumentales de la autora, unos cuerpos casi geométricos en los que Tamara homenajea conscientemente al «Baño turco» de Ingres (1863, Neoclasicismo) y a las «Señoritas de Avignon» de Picasso.
La colega historiadora Laura Claridge cuenta que Tamara conoció en París a una modelo lesbiana con la que intimó. La mujer le presentó a sus amigas y con el tiempo, varias mujeres se reunían en el apartamento de la modelo donde el sexo se desencadenaba. Cuenta también que Lempicka ponía exquisita comida sobre el cuerpo desnudo de su amiga para su cena."
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Se forja entonces la leyenda de Tamara de Lempicka, increíblemente hermosa y moderna, amante del hedonismo (moral que establece la satisfacción como fin superior y fundamento de la vida), las fiestas, las orgías, la cocaína y la bisexualidad. Una vida que sirvió de inspiración para la mayoría de sus cuadros, que retrataban en gran parte, la fauna del París de la alta burguesía.
Autorretrato en un Bugatti verde.
Año: 1929.
"La artista polaca se pintó a sí misma para la portada de una revista de modas alemana, «Die Dame», que buscaban una imagen que representase a la mujer emancipada, a la mujer moderna. Lempicka se autorretrató conduciendo un lujoso Bugatti verde, mostrándose como una mujer con poder, con movilidad e independencia, sin necesidad de la presencia masculina (a no ser para uso propio).
Fijaos en la mirada de la artista… Automáticamente se convierte en el centro de atención, con esa actitud de femme fatale típica de los años 20. También tiene el toque garçonné, esa palabra francesa de moda en los años 20 para referirse a las «chicas solteras» que reivindicaban los derechos de la mujer y la igualdad de género adoptando una figura andrógina.
Así pues, Lempicka conduce su lujoso coche por la ciudad. Es independiente y atractiva. Viste elegantemente, como una estrella de cine, y por su bufanda debemos intuir que va a gran velocidad.
Un resumen perfecto de cómo fue su vida en esa mágica década".
Adán y Eva,
Año:1932.
"Lempicka no sólo pinta con su característica manera estilizada, ecléctica y elegante, sino que ubica a la «primera pareja de humanos» en el mundo contemporáneo (los años 30), sustituyendo el jardín del Edén por la gran ciudad. Sin duda para una urbanita como ella, vivir entre esos rascacielos era el paraíso.
La relación entre la pareja desnuda de este cuadro es evidentemente sensual. Adán parece que va a morder a Eva más que a la manzana.
La producción de Lempicka está plagada de figuras desnudas… Parejas, orgías, escenas de amor, poses sensuales… Nada raro en una hedonista como ella, que vio y participó en más de una situación de esas.
Los cuerpos que pinta están pulidos y brillantes como esculturas, pero esculturas casi metalizadas, como la carrocería de un automóvil.
Y es que de eso se trata el art decó… mezclar elegantemente cubismo, futurismo, renacimiento y demás estilos hasta dar con el toque perfecto de decadencia, glamour y hedonismo.
Nótese que rara vez en la historia del arte se representó a Eva con las uñas y los labios pintados…"
Al estallar la II Guerra Mundial (1939), se marcha a los Estados Unidos, donde sigue teniendo éxito, quizás más como baronesa que como pintora, ya que la llama del art-decó se está apagando.