dilluns, 24 de desembre del 2018

Paul Gauguin.

Paul Gauguin (1848-1903) lo encontramos dentro de los pintores franceses post-impresionistas junto con Van Gogh, Toulouse-Lautrec y Cézanne. Nació en parís, a los tres años sus padres emigran a Perú y durante el viaje muere su padre. Allí vivió junto a su madre cuatro años hasta que deciden regresar a Francia.



Gauguin abandonó el colegio a los diecisiete años y se hizo marino mercante, el deseo de conocer otras tierras fue en él una constante. Cuando murió su madre en 1868, Gustave Arosa, un rico banquero, se convirtió en su protector legal. Gracias a él, Gauguin fue un agente de bolsa de éxito. Se casó con una joven danesa de familia acomodada, tuvieron cinco hijos y llevaron una confortable vida burguesa. Se convirtió en pintor aficionado. Conoció a Pisarro y en 1879 expuso con los impresionistas, participando después en las cuatro últimas exposiciones del grupo. Coleccionó cuadros de Manet, Monet, Renoir y Degas, sus pintores favoritos eran Cézanne y Pisarro, de quienes sus primeras obras presentan claras influencias.



Su carrera financiera quedó interrumpida en 1882 por la crisis bursátil y decide entregarse por completo a la pintura aunque no encuentra clientes para sus cuadros. Este es el comienzo de una época llena de miserias y deudas. La penuria económica le hace abandonar París en 1886, refugiándose en Pont-Aven, un pueblecito de Bretaña. Deseoso de romper con todas sus fatalidades, Gauguin emprende viaje a Panamá. Esta es su primera incursión en el exotismo, pero una enfermedad le obliga a volver a París en 1887, donde conoce a Van Gogh. Juntos pasarán un tiempo en Arles, pero al no haber entendimiento entre ambos, Gauguin regresa a la Bretaña francesa.

Contacta con Emile Bernard, quien le adentra en el Sintetismo, que supone un cambio radical con respecto al impresionismo. Le hace partícipe en el uso del color, apostando por las áreas planas sin matizar y remarcando los contornos. Lo que hay que pintar es la idea que elabora el pintor después de su experiencia, quitando lo superfluo y reteniendo la esencia. Así se consigue la síntesis de forma y color.


El Cristo amarillo, 1889.
Resultat d'imatges per a "El Cristo amarillo, 1889.""
     Se inspira en los artistas medievales y en la estampa japonesa. Presenta un tema religioso con un grafismo extremadamente simplificado, renuncia a representar las variaciones de luz en las figuras y los objetos, enmascarando las formas en contornos oscuros. el modelado y el claroscuro los sustituye por colores claros y vivos en ocasiones fuertemente contrastados. Las manchas de color se delimitan por fuertes contornos de líneas contínuas que recuerdan la estructura de las vidrieras góticas (cloisonismo). Observamos el simbolismo fruto de las relaciones que entabló con poetas simbolistas, que tiende a otorgar a la obra un significado intelectual.
Estos pintores
renunciarán a
métodos y técnicas
tradicionales que
se habían
impuesto desde el
Renacimiento,
obviando
la pe...
Análisis obra diapo num 76,77:

La visión después del sermón (1888),
https://prezi.com/ubcturk63pgr/la-vision-despues-del-sermon/
Resultat d'imatges per a "La visión después del sermón (1888),""  
El trazo de los objetos y los personajes los aísla entre sí. Utiliza colores vivos, en ocasiones poco realistas, simplifica los volúmenes y suprime las sombras y las gradaciones de color para crear una atmósfera ilusoria, donde a un grupo de mujeres, tras escuchar el sermón, se les aparecen Jacop y el ángel dentro de una sensación confusa entre el mundo real y el de las creencias religiosas, tan solo separadas por el tronco de un árbol.
1981, VIAJE A TAHITÍ: Gauguin sin dinero, después de vender su colección de pinturas impresionistas y cada vez más forzado por la necesidad de ganarse la vida ya que apenas vende sus obras, decide en 1891 irse a Tahití. Gauguin decía: "sólo quiero crear un arte sencillo. Para ello necesito empaparme de una naturaleza virgen, no ver nada más que salvajes". El resto de su vida lo pasó en Tahití y en las islas Marquesas, a excepción de una visita a Francia. 


Se evade de la sociedad de su época para encontrar en un entorno y entre gentes no corrompidas por el progreso, las condiciones de autenticidad e ingenuidad primitiva en las que puede florecer su pintura. Su exploración de la naturaleza y de las gentes de lejanos países no es una vuelta al exotismo romántico. Gauguin se alejó de la cultura de Occidente y procuró integrarse en la vida local. Se familiarizaría con los indígenas e incluso tomó como compañera a una de ellas, se habituó a sus costumbres y se esforzó por comprender su religión. En el plano artístico, se basó en los elementos del folclore de la isla, observando las cosas que veía e intentando ir más allá de ellas.



Su paleta se enriqueció con colores puros y cálidos creando un vocabulario personal y un estilo lleno de simbolismo, cobrando gran fuerza expresiva. La luz pierde importancia a favor de la exaltación del color, principio en que se basa años después el fauvismo. La fascinación de sus cuadros radica en las amplias zonas de colores y en sus figuras grandes, contorneadas de manera nítida. Renuncia a la perspectiva, suprime el modelado y las sombras y la sensación de plano es igual que en las pinturas japonesas. Pero incluso aquí, las cosas no le fueron fáciles y Gauguin acabó desesperado, enfermo, alcohólico y solo, hasta que en 1903 muere a los 55 años de edad.


“El espíritu de los muertos vela”, 1892.
   
La composición es una clara imitación de la pintura Olympia de Édouard Manet. Gauguin tenía en Tahití una fotografía de la pintura y había manifestado una cierta obsesión. La postura de Tehura es la inversa de Olympia. La sirvienta negra del fondo es sustituida por la mujer encapuchada de negro. Olympia había provocado un escándalo en París.

La modelo es Teha'amana, amante de Gauguin (que la llamaba Tehura), y describe una escena donde muestra el miedo ancestral de los polinesios a los "tupapau". Son los espíritus de la muerte, o de la noche, que salen de la laguna o del bosque cuando cae la noche para agarrarse a la espalda de los desprevenidos y llevárselos.
Cuando se presentó esta obra de 
Gauguin en París, la crítica lo consideró indecente. Pero lo que le interesaba reflejar es el miedo. Dice que una europea se sentiría atemorizada si fuera sorprendida en esta postura, pero una tahitiana tiene otros miedos y no es la desnudez lo que más le preocupa.

Gauguin describe la escena en su diario Noa Noa. Un día volvió a su cabaña cuando ya era de noche, y por falta de provisiones se había quedado sin alumbrado. Encendió una cerilla para orientarse y vio la siguiente escena... 
«  Tehura, se encontraba inmóvil, desnuda, tumbada boca abajo en la cama, con los ojos desmesuradamente agrandados por el miedo [...] parecía que un resplandor fosforescente le brotaba de aquellos ojos con la mirada fija.»
 Tehura yace desnuda en la cama, pero no se presenta de forma lasciva sino atemorizada mirando al pintor. Crispada y tensa, junta y aprieta las piernas y apoya las manos en la almohada como si fuera a saltar en cualquier momento para salir huyendo. La misteriosa figura de marcado perfil del fondo muestra la presencia de un espíritu de los muertos vigilante e infiltrado como un demonio en un mundo paradisíaco. El fondo se complementa con unas estrellas que recuerdan los insectos nocturnos fosforescentes, una de las formas de los "tupapaus". En este caso Gauguin no muestra la armonía entre hombre y naturaleza, sino el mundo de sentimientos, instintos y supersticiones que había ido aprendiendo de Tehura.

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?, 1897.
  
En la obra, podemos ver un paisaje tropical lleno de niños y mujeres Tahitianos, cada uno llevando a cabo una actividad diferente cargada de simbolismo.
Simbolismo: Sobre el sentido de esta obra, el propio autor escribe:
 "He hecho una obra filosófica temáticamente similar al evangelio".
Curiosamente representa a doce figuras humanas y una representación divina. El cuadro, leído de izquierda a derecha, plantea un escenario de la vida y la actividad humana, desde el nacimiento, hasta la muerte.

¿De dónde venimos? "La fuente. El niño. La vida en común"
El origen de la vida queda plasmado a través de un bebé, rodeado de chicas jóvenes y un perro doméstico. Simboliza la esperanza y el sueño por la vida.

¿Quiénes somos? - "Vida cotidiana. El hombre instintivo se pregunta a sí mismo qué significa todo esto"

Mediante las distintas personas del cuadro, Gauguin representa el mundo de los adultos, con sus temores y alegrías. A través de la mujer con un fruto, identifica la escena con el Jardín de Edén. A su izquierda dos personajes filosofan sobre la vida, mientras otros se dejan llevar por la alegría de vivir. La estatua a su derecha representa a Hina, la diosa hindú de la Luna, que simboliza la regeneración y el renacimiento, en alusión a los constantes ciclos lunares con ella, Gauguin, aborda el aspecto espiritual y religioso. Sobre esto último Gauguin afirma: "la estatua representa lo indefinido y lo incomprensible ante el misterio de nuestros orígenes y de nuestro futuro."


¿A dónde vamos?"Junto la muerte de una vieja, un pájaro extraño y estúpido lleva todo a su final"
La mujer recostada al lado de la anciana representa a "Vairaumati", que Gauguin llama Eva tahitiana.
De acuerdo a la leyenda, Vairaumati engendró al primero de los airoi, una sociedad privilegiada dedicada al amor y a la guerra. 
La mujer vieja ya había sido representada previamente por Gauguin como "Eva bretona", que se tapa los oídos para evitar la tentación del pecado. Fue hecha imitando a una momia peruana en posición fetal expuesta en París. Puede ser leída como la muerte, la eternidad o el ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación.
Al no haber serpientes en Tahití, la lagartija simboliza el pecado original, "A sus pies un extraño pájaro blanco, con una lagartija entre las garras, representa la inutilidad de las palabras vanas" detalla el artista.


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada